Cuando el emisor elige las palabras para codificar su mensaje, deberá tomar en cuenta que éstas poseen varios significados y que existe el riesgo de que el mensaje sea interpretado o decodificado de más de una forma.
Los autores Bethami A. Dobkin y Roger C. Pace identifican dos significados posibles: la denotación y la connotación.
La denotación es el significado más concreto de una palabra; es lo que se conoce como significado de diccionario, y describe al objeto tal cual es.
Por ejemplo, si alguien emplea la palabra “casa” todos los que hablamos español entendemos su significado no importa que vivamos en México, España o Costa Rica.
Por otra parte, la connotación se refiere al significado de las palabras tomando como referencia las experiencias culturales o individuales específicas, y en ocasiones a significados de tipo emocional. Es susceptible a varias interpretaciones.
Por ejemplo, en México usamos la expresión “mala leche” para hacer referencia a una persona que actúa con intenciones ocultas o con el fin de hacer daño; si una persona de otro país, como Argentina, escucha decir “mala leche” seguramente pensará que se trata
de leche en mal estado.
En el idioma español, la palabra “corazón”, en su significado denotativo, refiere a un órgano del cuerpo y en su significado connotativo se usa como una expresión cariñosa para dirigirse a una persona a la que se le tiene cariño. Otro ejemplo, son las frases “ese perro es bonito” y “el examen estuvo perro”; en la primera frase, “perro” está siendo empleado en su significado denotativo –un animal mamífero-, y en la segunda frase, en su significado connotativo -difícil-.
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